sábado, noviembre 04, 2006

La casa de la Calle Marqués de Leganés

-Aquel día estaba aburrida en esa oficina, llevaba poco tiempo en ella y la mejor opción era coger unas cuantas llaves de casas sin inquilino para conocer el material que pretendía vender. Ir sola a ver casas es un coñazo, así que llamé a Lola, y una vez que me confirmó que se unía a mi excursión, seleccioné tres casas cercanas a Plaza España.
No recuerdo el motivo por el cual MªAngeles y Pepa vinieron, imagino que estarían tomando café en casa de Lola, o tal vez, a mí se me ocurrió esa forma de escaquearme del curro al saber que iban a bajar a su casa… hace tanto de aquello.

Las dos primeras casas no fueron memorables, salvo porque eran minúsculas y en fincas sin ascensor. Pero de hay una que seleccioné por pura curiosidad.
Un piso de 90 metros cuadrados en la calle Marqués de Leganés .
En la ficha ponía que sólo necesitaba un arreglo en la cocina y en el baño y que tenía 4 dormitorios. Era interior, pero un 4º piso aunque sea interior tiene que tener luz. Pensé que tal vez esta casa le podía interesar a Lola. Cuando trabajas a comisión pura y dura no pierdes de vista nunca una posible venta.

Pues nada, allí nos encaminamos una retahíla de gente. Además de las ya mentadas, venían Lucía y Manuel que tenía dos adorables años.

Fue una tarde divertida, se metieron mucho conmigo por la selección de los cutre-pisos elegidos, pero yo insistía que había dejado el mejor para el final. El piso definitivo para Lola. No sabía aún cuanta razón tenía.

La finca aunque antigua estaba muy bien conservada, la calle está al lado de Gran Vía y a un paso de Plaza España, ya todas teníamos el intríngulis en el cuerpo por saber por qué 90 metros tan bien situados costaban tan poco dinero.

Según íbamos subiendo, Manuel empezó a entonar algo, el niño iba diciendo
– miedoooo, miedooo
Nos entró una risilla nerviosa y seguimos subiendo.

Llegamos y la casa ya desde la puerta de entrada era Rara.

Según entrabas había tres puertas a mano derecha y un pasillo que giraba a la izquierda, justo antes de que el pasillo girase había una especie de cuartito de 1x1m. con unas cortinas a los lados, me imagino que ese cuadrilátero serviría para poner un perchero y un paragüero o algo así, el caso es que tenía, por lo menos un ventanuco (que yo recuerde) que lo iluminaba de una manera un tanto… digamos curiosa.

Entramos por la primera puerta y era una especie de gabinete, estaba amueblado y polvoriento, tenía libros antiquísimos y maravillosos en una vitrina. Creo recordar que la habitación en general era toda de un color, digamos que era La Habitación Verde. No era muy grande, y había una puerta que se comunicaba con la siguiente habitación.
Entramos a través de esta comunicativa puerta y después de curiosear a gusto, salimos y nos dirigimos al siguiente cuarto descubriendo que la puerta estaba cerrada , la puerta tenía un tragaluz y a través de él vimos sillas apiladas que llegaban hasta el techo, era algo raro pero nada más.

Seguimos por el pasillo y aquí, cuando lo hablamos suelen surgir discordancias de lo que cada cual recuerda, por lo tanto yo contaré lo que Yo recuerdo y luego que ca’cual diga lo que quiera.

El comedor era un caos de chismes y trastos, y había una habitación que daba a el, o estaba incluida o yo que sé, el caso es que al fondo a la derecha había un arco con unos enormes cortinones de ciertopelo y en mitad de la habitación una cama hundida en el centro. No recuerdo más, no sé si había armario, cómoda o sillas, me agaché para mirar debajo de la cama, todavía no se muy bien por qué… y descubrí que estaba lleno de mogollones de libros, como sujetándola.
Esta habitación nos puso a todas los nervios de punta sin un motivo coherente y salimos de allí. Lola ya se quería largar, pero yo tenía que terminar de ver la casa, recordemos que yo intentaba ser una competente vendedora de pisos.

La cocina estaba reformada, parecía que no tenía nada que ver con el resto de la casa salvo por el polvo, lo raro de aquello es que alguien, había dejado los cacharros fregados escurriendo. Daba una sensación extraña, parecía que ese alguien había dejado todo tal cual y había salido corriendo para no volver nunca más.
En el baño ocurría tres cuartas de lo mismo, el dentífrico destapado y dejado allí así por las buenas.
Lola empezó a histerizarse, empezó a decir que en esa casa algo no iba bien, empezó a decir que necesitaba salir YA de allí. Y comenzamos a desandar (bastante deprisa) el camino, con una nerviosa yo intentando ahuyentar malos espíritus comentando en alto mis dudas sobre por qué pondría en la ficha que lo que necesitaba arreglo eran la cocina y el baño si casualmente era lo único que estaba reformado… Afortunadamente nadie me contestó.

Cuando llegamos a la puerta de entrada, estábamos todas atacás de lo nervios, la puerta de la primera habitación se empezó a abrir y Mª Angeles en un arranque de nosequé la cerró de golpe. Lola medió gritó algo, y todas empezaron a correr escaleras abajo, mientras me dejaban buscando debajo de un cuadro que había a la entrada los fusibles para apagarlos con una mano y las llaves con la otra y por supuesto sin encontrar ninguna de las dos cosas todo lo rápido que pretendía.
Creo que las llamé cabronas o algo así
Las pillé en el 3º y en el portal la bombilla del globo se puso a parpadear como una loca cual fenómeno poltersgei.
Recuerdo que íbamos con el carro de Manuel y que la entrada al portal fue complicada a causa de los cubos de basura que había en la acera, lo que no recuerdo es como nos las apañamos cuando salimos para estar todas en la acera de enfrente con carro incluido, no recuerdo haber maniobrado ni haber cogido el carro en vilo ni nada. Sólo se que allí estábamos todas con los pelos de punta y que únicamente empezamos a bromear cuando llegamos a la Gran Via.
Lola nos contó que había visto algo en el cuartito aquel de 1x1 pero no sabía decirnos que era exactamente, al final nos lo describió como un tipo con barba que nos miraba.

No volví a esa casa nunca en los dos años y medio que ejercí de enseña pisos, en la oficina no dije nada, pero meses después cuando establecí amistad con una tan Itziar, ella me comentó que sí, que había estado Una Vez en esa casa y que tuvo una “rareza” en la habitación de la cama.
Al parecer ella estaba en la cabecera y la cliente estaba de espaldas a las cortinas, entonces le pregunto:
¿Itziar, estamos solas en la casa? A lo que ella contestó: - Claro que sí.
Y la buena mujer dijo.
- Alguien me está tocando la espalda. Vamonos por favor.
Se fueron de allí y sólo estando fuera de la casa, Itziar le sugirió que podía ser un efecto del roce de las cortinas lo que sintió, la clienta le dejó claro que a sus años sabía distinguir perfectamente lo que es el roce de una cortina de un magreo.

Hubo otras casas inquietantes, pero reconozco que como ésta ninguna.

7 comentarios:

Pipilota dijo...

Mi idea era incluir un planito que me había entretenido en hacer de la casa y una foto de david que se llama "Madrid#12" pero después de intentar toda la mañana que subieran y que al final me dijese que se habían subido... no estan.
Debe ser cosa de fantasmas :"/

Anónimo dijo...

Joder que susto.

A mí me pasó una experiencia-canguelo de esas una vez. Tendría 12 o 13 años y estaba con mi hermano y dos amigos más pasando el día en el campo. Justo al lado, había una aldea (una calle con 5 o 6 casas, habitadas por ancianos) y un jardín enorme abandonado, lleno de robles viejisimos cuyas hojas no habían barrido del suelo en años. El jardín en cuestión era acojonante, porque además había un montón de eucaliptos tan altos y frondosos que practicamente no dejaban ver el cielo una vez dentro. Allí dentro habia un cuartel de la guardia civil en ruinas desde hacía muchos años. No quedaban más que las paredes llenas de musgo, hierbas y lagartijas, el techo se había desplomado.
Pues alli fuimos a hacer el gilipollas, y a escalar las paredes del cuartel y andar por encima de ellas cuando de pronto, los arboles empezaron a moverse violentamente como si hubiese empezado a hacer viento a lo bestia y se escuchó una carcajada atronadora que parecia venir a la vez de dentro del cuartel, y desde los árboles que habia sobre nosotros.

Los 4 salimos de ahi cagando leches, claro, acojonaos.

Aunque pa susto susto, los precios de los pisicos.

Anónimo dijo...

Jejejeje, muy bueno lo que te pasó Perro de lobo. Sí, tienes razón PA sustos los precios de hoy en día que tienen los pisos.

Jajajaja, pies PA que os quiero, ¡¡¡salisteis todas cagando leches!!! Perdón por la expresión. Yo ya lo sabía, me lo contó Lola un día que vino a mi casa de El Real, jejejeje, y sintió algo raro jejeje, nosotros tenemos inquilinos nocturnos.
Pero son muy buenos ya no hacen corrimientos de sillas, calzamos con gomas las sillas de la cocina.
Solo dan muchoooo frío, con calefacción puesta y a 20º grados, te puede salir por la boca bao invernal en algunas ocasiones mientras te desnudas para meterte en la cama.

Anónimo dijo...

Da igual cómo recuerde cada una la casa, "lo importante" es lo que allí sentí, y te puedo asegurar que era TERROR, estuve varios días que no podía dormir y no podía estar sola en casa..
¡Qué casa pordios! ni aunque me la hubieran regalado habría vuelto allí.
Al tipo de la barba, lo ví en la habitación de la cama hundida y todavía no me explico, tampoco, cómo llegamos a la acera de enfrente... fue impresionante..

Anónimo dijo...

Si una autentica historia para no dormir, tambien recuerdo que en unas de las casas cuando subiamos ponia SOCORRO como quien pone en su puerta abogado o notario raaro raaro.
Y esa habitacion de niña con los muebles blancos tambien tenia su aquel no se si fue esa la que se abrió cuando saliamos despavoridas.En fin un dia inolvidable jajajjajajajajaja

Anónimo dijo...

Recuerdo que yo no estuve, pero lo me detallasteis con pelos y señales.

Pipilota dijo...

como verás Pepa te tengo siempre presente... hasta en mis oraciones.

Bueno esto debió ocurrir allá por el 93 o el 94 (sí de 1900) y mi estaba en plena vorágine neuronal, vamos que todos los días andaba perdiendo alguna. Siento haber olvidado los detalles pero el miedo que pasamos no se me olvidará en la vida.

En vez de Pepa venía mi sobrina Celia y dice que ella presintió o vio a una niña.

Se me había olvidado lo de cartel ese de la tal Socorro... si es que la vida está llena de señales, lo que pasa es que vamos como el ganao... to pa'lante to pa´lante hasta que nos esmorramos. Pero que divertido es recordarlo esmorramos :)

 
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