Espinete ¿do te metes?

Ha sido un fin de semana inesperado.

No pensaba salir dado el calamitoso estado de mi cuenta bancaria, pero recibí un llamada de S.O.S y de mil amores me fui a las fiestas de la remonta a tomarme algo al fresco mientras escuchábamos de fondo a tacháaan... Angela Carrasco.
No sé porque, ni cuando, ni quién, durante un tiempo usó el nombre de esta mujer como exclamación admirativa. Si alguien decía: - sí sí, le han atropellado y le han partido las dos piernas. La exclamación por excelencia era ¡¡ Angela Carrasco!! en vez de ¡¡¡ Hostias, no jodas !!
Misterios de la vida antigua, tal vez alguna de mis numerosas primas se acuerde de los detalles de esta gilimemez.
Fue un viernes verbenero tranquilito, y de no ser porque Nieves y Mª Angeles querían ir al desfile del orgullo, yo gustosamente me hubiera quedado en casita echándome una partidita tras otra en mi ya ajada GBSP, pero esto tampoco fue así.
Nieves, a la que desde aquí mando un beso enorme y le recuerdo que estoy para lo que ella quiera, el sábado no se encontró con ganas de ver a naiden y pasando de las miles de zarandajas con la que intenté convencerla, se quedó en casita muy a mi pesar, pero yo ya había medio quedado en ir al desfile del orgullo que no había visto nunca.

Lo primero que vimos al llegar fue a Espinete. Madre mía, pobrecillo en que estado más miserable se encontraba, aun siendo el alma de la pre-fiesta, todo quisqui con cámara se hizo una foto con él, yo no tenía ni una mísera de usarytirar, pero es que este Espinete indigente tenía más mierda que un jamón, le faltaba el ojo derecho

y a través de esa oquedad se veían como dos palos en cruz, y también la ceja izquierda la llevaba descolgada, en fin , qué una vez pasada la emoción de verle de lejos, acercarte a la semi-carrera para verle de cerca y quedarte anonadada por su miserable aspecto, daba un poco de miedo; yo me fui más que nada porque temí tener pesadillas protagonizadas por este simpático personaje. brrrr.

El desfile… bien, mucha carne, mucha música, mucha alegría muy buen rollito, un ligero rencorcillo ante tanta competencia y el típico pensamiento que siempre intentamos acorralar las heterosexuales de – Dios mío ¡Qué pena que a ese (o ese otro o aquel de allá) no lo vayan a catar mis sentidos ! Sin duda alguna lo mejor del sábado fue que encontré a un ex-compañero y amigo del teatro. Hace tiempo me dio por pasar lo números de teléfono del móvil al papel y como una semana después perdí mi adorado e insustituible primer móvil (snif snif) pero me congratulé del magnífico presentimiento que me hizo salvar los números más importantes; cuando meses después puse un msm a Javier (mi ex-compi) felicitándole el año, una voz desconocida me advirtió que ese no era el teléfono de Javier pero que me agradecía igualmente la felicitación, y de esto han pasado dos añitos.

Como este es el año de los encuentros, no sé porque me alegré y extrañé tanto de reencontrarle, si total a estas alturas estas cosas me están pasando constantemente. Menos con Luis que para llevar la contraria o para ser la excepción sigue desaparecido.

Y bueno el domingo, como fin de fiesta nos fuimos mi hermanita, Mónica y yo a ver la carcasa de Antonio Vega y los fuegos. Lo mejor de esta 2ª excursión verbenera fue la película que nos montamos con un grupo de gitanos rumanos adinerados que había allá. Los fuegos artificiales de los que soy adicta empedernida, me dejaron una ligera sensación de ancianidad. No sé si será porque estábamos demasiado cerca o si es que me estoy haciendo vieja, o sí es que Mónica ya pesa lo suyo pero terminé con un dolor de cuello impresionante.

Y bueno me voy que Dante tiene una cagantina espectacular y lo mismo me tiene preparado un pastelamen cuando llegue.