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miércoles, septiembre 23, 2009

La tonta del pueblo

Conocí a Olegaria por esos vericuetos de la vida. Olegaria tenía la cualidad de ser receptora de pensamientos tan profundos que la dejaban fuera de juego en el plano consciente de la vida. Estos lapsus no duraban mucho, lo curioso es que después nunca recordaba nada de esos abisales pensamientos, y era una lástima porque se habría convertido en la filósofa más brillante de todos los tiempos, pero de esta manera, Olegaria en lo único que se convirtió fue en un peculiar caso clínico de atípico autismo intermitente.
Era raro ver cómo, sin previo aviso, se quedaba quieta, con una mirada de profunda concentración en algo que nadie más captaba, sin atender a voces ni a toques, tuvieran la intensidad que tuvieran. Cuando el pensamiento pasaba, bostezaba o estornudaba y continuaba donde se había quedado, tanto si era una frase como si era una acción, seguía como si nada. Por eso le costó un poco reconocer sus ausencias, pero cómicos acontecimientos que quedaron grabados por una televisión local, le abrieron los ojos a lo que antes no quería creer.
Por lo demás Olegaria era una mujer perfectamente normal que, a raíz de dicho suceso, decidió trasladarse a vivir a un lugar tranquilo donde sus momentáneas perdidas de conciencia no hiciesen peligrar su integridad física ni la de otros transeúntes.

Actualmente lleva una vida plena en la que alterna su trabajo de panadera con el de La tonta del pueblo. Es querida por todos auque haya días que el pan tiene un tono y sabor un poco más oscuro.
Pero también es cierto que hay días que el pan es tan delicioso que no necesitan comer nada más.

jueves, julio 31, 2008

Contacto

- Hola

- Hola, no te había visto por aquí antes, ¿qué eres?

- Soy una anécdota. Me habría gustado ser una bonita historia o un cuento, pero me quedé en esto. Tengo un amigo historiador que dice que algunas anécdotas se convierten en leyenda. ¡Leyenda! ¿Te imaginas? Pero ese no será mi caso, para ser leyenda habría que ser una gran anécdota y yo soy una anecdotita de nada, soy muy simple.

- Podría haber sido peor.

- Tienes razón, podría ser un mal chiste. Y tú ¿qué eres?

- Un recuerdo olvidado.

- Oh


viernes, junio 20, 2008

Derrota

Prólogo:

El archipiélago de Los Ajenos es un conjunto de islotes poco poblados, en su mayoría tienen grandes acantilados y vastas playas . Relicta es la isla donde trascurre esta especie de historia.

Capítulo I (y únicum)

Derrota era una vieja gata que un buen día llegó hasta uno de los acantilados de Relicta llevada en brazos de no se sabe bien qué mal viento. Allí vivía una criatura llamada Pascual, que al verla venir la llamó con amor, élla se acercó atraída como una polilla por la luz. Durante un tiempo fue feliz, un tiempo más bien breve, ya que Pascual fue suplantado por un ser con su mismo aspecto físico y en cierta manera, su comportamiento era también bastante similar.
A este ser le conoceremos como Pascualín.

Pascualín borró cuidadosamente todos los minúsculos signos de los que se había servido Pascual para expresar su amor a Derrota. Más tarde a pequeños empujones fue llevándola hasta el precipicio donde quedó colgada, agarrada con fuerza en una cornisa estrecha y fría. Todos los días él se acercaba, le ofrecía un poco de cariño y alimento, incluso alguna vez la mimó en su regazo.

Un buen día empezó a darle pequeñas tobas en las orejas o a tirarle del bigote; cuando parecía que Derrota haciendo honor a su nombre se iba a soltar y a caer, Pascualín le asía y le afianzaba de nuevo en su pequeño e inútil sitio del acantilado usando una palabra mágica y unas migajitas de ternura.

Derrota empezó a sospechar, confirmó que Pascualín era adorador de Las Gaviotas y llegado cierto momento se dio cuenta de lo absurdo de su situación. Entonces decidió soltarse porque comprendió que aquel ser que habitaba ahora el acantilado no era el mismo que la llevó hasta allí y le pareció que era más dulce el lecho de piedras del fondo, que las palabras y atenciones cada día más distantes de aquél ajeniense ser.

Pascualín, miró sorprendido por un momento, como sin comprender la acción de Derrota, luego se dio la vuelta y siguió por su camino silbando hacia el otro extremo de la isla, donde moraban sus diosas.

Fin


Epílogo:

Derrota flotó en el vacío durante 1000 días. Transcurridos éstos cayó sobre la playa, como buena gata, de pié y con otra vida menos. Encontró una cueva donde lamer sus heridas y allí se ha instalado. Todos los días recuerda a Pascual y levanta su mirada hacía el acantilado, pero según pasa el tiempo, mira menos hacía arriba y más hacía el mar.

martes, junio 03, 2008

Cuento feo

La señora Aserción vive en un grotesco lugar que se llama Villa Petulancia; los días nones sale de paseo en su coche gris que es conducido por su chófer Silencio.

La señora Aserción dirige una gran empresa que se dedica a la tramitación de Malentendidos. Y es muy buena en ello.

Cuando no pasea o trabaja, queda con su amigo Proteo, juntos se van a echar unos bailes al Desdén que es el local de moda en Fatuidad.

La señora Aserción, aunque nunca deja de trabajar, veranea en Islas Ambiguas. Allí echa partiditos amistosos de retruécanos, toma baños de alusión y chupitos de disimulo remojando sus pies en el Mar Críptico, mientras se ríe de sus desorientados clientes.

*La imagen es del genial Jacek Yerka

martes, mayo 06, 2008

Maricastaña

Maricastaña es una niña de buena calaña, que vive en una cabaña con una araña, en lo alto de una montaña.

Su pelo es una maraña, con una espadaña se lo apaña, y cuando no le sirve esta artimaña, se lo corta con una guadaña.Un buen día decide realizar una hazaña y se va a recorrer España, con un una tienda de campaña.


Conoció a un niño maño. Era ermitaño, algo extraño y un poco huraño. Antaño tenía un rebaño pero ahora vive sólo con un murgaño de gran tamaño.

Visitó en Santoña a su tía Doña Antonia, que con tanta carantoña se le hizo ñoña, pero como no soportaba ni una coña, le pareció más bien gazmoña y además tenía tanta roña que casi se emponzoña.

Al llegar a Salobreña se hizo amiga de una extremeña, que cuando no corta leña, sueña que se vuelve pequeña como una cigüeña y salta de peña en peña, detrás de una rata almizcleña.



En Iruña salvó a una garduña que había metido la pezuña en una cuña, al principio empuña una uña, refunfuña y casi la rasguña, pero al final le acompañó hasta A Coruña

En fin…
Sé que cuando aprenda cómo se aliña una piña, o camine por la campiña o por la viña, sentiré morriña de esa niña con la que uno enseguida se garrapiña y se encariña.

Se llama Maricastaña sabed que no es nada tacaña y siempre que puede te invita a una caña.

final para niñes:

Se llama Maricastaña sabed que no es nada tacaña y siempre que puede te invita a pescar con su caña.

lunes, diciembre 17, 2007

Misterios del Yo

He descubierto que estoy encantada.

En general, mi vida conmigo transcurre en esa placidez que da los muchos años de buena convivencia, pero a veces…


… mis ojos se abren y se cierran sin que haya voluntad que los active; mi boca emite misteriosas e ininteligibles cacofonías que se repiten una y otra vez hasta que alguien creé entenderlas o darle sentido, mis oídos escuchan voces y ruidos que nadie más oye, perdonad si alguna vez os suelto un “eso lo será tu padre” sin que hayáis abierto la boca.

En un segundo, mi temperatura corporal, pasa del calor extremo al frío polar dejando una serie de erupciones epidérmicas llamadas vulgarmente carne de gallina. No me faltan ni siquiera las presencias extrañas, cuando menos me lo espero, siento que hay más cuerpos dentro de mí de los que estoy dispuesta a aceptar.
También caigo en estados de absoluto trance de los que despierto con uno de los insistentes toques de antebrazo y la mágica palabra ¿¡sabes!?, descubriendo con horror que no me he enterado de nada de lo que me han dicho en los últimos 15 minutos.

De mi estómago, a ciertas cíclicas horas, surgen lastimeros y quejicosos lamentos que ponen los pelos de punta… hablando de pelos, durante las noches, mis rizos se entregan a un desenfrenado aquelarre y como resultado de esa orgiástica danza, amanecen todos como descoyuntados y aún entrelazados en amorosos nudos, los del flequillo con los del cogote; los del lado derecho con los del lado izquierdo.
Hay noches que me despierta un sonido como de tambores taquicárdicos que surgen de lo más profundo de mi pecho accionándose automáticamente todos los extraños fenómenos paranormales anteriormente relatados, y como broche de oro a tanta agitación, mis manos levitan fantasmalmente sin ton ni son en busca de la luz… bueno del interruptor de la luz que misteriosamente ha decidido desaparecer o cambiar de sitio.

E incluso hay veces que mis pies también adquieren vida propia, sobre todo cuando suena algo como esto:



En fin, que sí, que estoy encantada. Voy a ver si me presento en Cuarto Milenio e Iker puede desvelar cual es el motivo de mi encantamiento y me exorciza … o algo.

lunes, diciembre 10, 2007

Dislate, el afortunado

Dislate vive en Indefinido, es un lugar poco común y desconocido en general

Surcando el océano Empírico, hacia el suroeste, siempre hacia el suroeste, después de dejar al norte el continente Difuso y al este el archipiélago de Los Ajenos; pasando por el estrecho de los Sinsal, el océano Empírico llega a Indefinido, chocando en una lucha eterna y constante contra el acantilado de los Oniricables y en lo alto del acantilado es donde mora Dislate.


Dislate como buen indefinidianés, no es ni joven, ni mayor, ni bebé. Y de la misma forma tampoco se puede describir su morada porque dependiendo de si hay Tramontana Pertrechera o Calma Chichirivaina, Dislate puede salir de un castillo, de una cueva, de una simple cabaña, o incluso de una nave espacial. Al igual que no sabe hasta que despierta qué edad tiene, tampoco sabe con qué sexo lo ha hecho, pudiendo ser tanto una bella damisela como una achacoso pescador, siempre hablando del caso en el que se haya despertado con la más habitual de sus formas… Raramente, cuando hay Galerna Atípica, puede despertar en lo alto de un abeto con unas formidables alas de, por ejemplo, cormorán. Y sí la Galerna Atípica trae reminiscencias chiriposas, bien pudiera ser el mismísimo abeto.

De este modo, en el que cualquiera de nosotros probablemente saldríamos más bien con la cabeza totalmente trastocada, transcurría la vida de Dislate, el más afortunado de los seres según mi modesta opinión…

miércoles, septiembre 26, 2007

Recuerda.



No me acuerdo.

No me acuerdo de nada.

No recuerdo a quién amé
ni porqué odié
No sé quien son mis amigos
ni quienes mis enemigos.
Tampoco recuerdo si ayer llovía
o si hubo eclipse de luna,
tal vez presencié la más bella lluvia de estrellas
y no lo recuerdo.

No sé si tengo hijos, pero claro,
ignoro también de quién nací…
si es que lo hice.
No me acuerdo si mañana debo vivir
o si me toca morir de nuevo
No sé lo que significa mi nombre
ni si eso importa.
¿Dónde duermo?
¿duermo?
¿Qué es el bien
¿Qué es el mal?
¿Cómo saberlo cuando no tengo conciencia ni consciencia mas que del ahora?



Cuando me miran suelo causar perplejidad.
Nunca soy esperada.

¿o si? No lo sé… ya no lo recuerdo.

jueves, julio 12, 2007

Érase que no se era...


Érase una vez
un castillo al revés.
Un lugar encantado
en el que cada cual iba por su lado.
Reinaba un hombre gris
en aquel triste país,
en su barba larga y perlada,
moría de soledad un hada.
Tras el trono un enano feo
le señala con el dedo.

La princesa Ranulienta
no estaba nada contenta.
Mil batallas había librado
pero ya se había cansado.
Se retira a sus aposentos
con paso decidido pero lento.

La bruja del lugar
no paraba de otear,
Se estruja el sombrero
porque no cae ningún aguacero,
y no puede dejar de presentir
que algo va a ocurrir.

Remira la bola de cristal
pero quedan plazos por pagar
De este modo la visión,
pierde bastante definición

Dejemos a la bruja con su congoja
y volvamos con la princesa coja.

En sus aposentos apostado
le espera el príncipe encantado
mas no penséis que por otra cosa ha sido
que de haberse conocido,
pues es un ser altamente pedante
le mires por detrás o por delante.
Ranulienta no le soporta
y le da sin más una sonora torta.
El príncipe que es pusilánime
se lo va a contar a su padre

Sí, aquél de la barba cana
porque me ha dado la gana.
El rey mira al encantado
y se pregunta en qué demonios ha fallado.
Mas es una pregunta retórica
aunque con el tiempo se volverá histórica

El encantado príncipe abofeteado
se ha quedado además pasmado,
y no se le ocurre otra cosa
que buscar apoyo en su esposa.
Como es un castillo al revés
y me falta una reina hermosa
¿Adivináis? Sí. La reina es la mujer
que además anda pescando en la fosa.

La reina ve venir al lloriqueante esposo
y decide en ese preciso instante
lanzarse a las fauces de un oso,
que pasaba por aquel lugar
sin saber muy bien dónde acababa de llegar.

El oso aún estupefacto
sigue al encantado hasta el salón
y se enamora en el acto
del enano que tiene ojos de salmón

El príncipe obtuso como el solo
sólo sabe decir ¡ cómo molo!
Como el hada es boba de necesidad
queda prendada de la necedad.
Y no hay mayor necio en el reino
que este príncipe viudo y tierno.
Él encuentra quién le escuche
Y le regala un anillo en un estuche

Por fin la bruja lo ve claro
Se va en busca de Ranulienta
Y le recuerda con todo descaro
¡Vámonos que empieza la fiesta!

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Esta tontuna se empezó ayer
Cuando Mónica dijo:
… Érase una vez, un castillo al revés

martes, julio 10, 2007

Jacinto

Esto es tan grande y bonito que me parece un despilfarro para una sola persona. Creo que debo buscar a alguien para compartir este espacio, buscaré sin prisa. No es que me parezca justo ¿quién soy yo para juzgar quién necesita más un lugar dónde cobijarse? pero en quién si no voy a delegar esta tarea.
Las normas serán simples, respetar la casa y al resto de habitantes. Tal vez al principio sea complicado pero con tiempo, paciencia y cariño saldremos todos adelante… Así empezó la idea cuando llegué a mi nuevo hogar, esta casona firme e inmensa.

Me encaminé hacía el descampado donde la televisión daba la noticia de un burro abandonado porque algo me urgía a que acudiera. Allí seguía, atado a la tierra, con una enorme tristeza como compañera que me repugnaba más que la miríada de moscas que había a su alrededor. Me acerqué despacio con dos cubos, uno con agua y otro con comida, le ofrecí primero agua y bebió con avidez, del otro cubo no dejo ni una zanahoria. Me senté cerca de él y saqué un terrón de azúcar que aceptó encantado mientras yo observaba cómo la tristeza soltaba un poquito a su presa. Cantando bajito una canción sin letra comencé a cepillarle para quitarle un poco la suciedad, esquivando con cuidado las heridas. Después con mucha calma desaté la cuerda de su pata trasera y me quedé un rato más contemplando una nada especial.

Cuando inicié el camino de vuelta a casa miré hacía atrás y esperé un momento pero el burro no dudó un instante en acompañarme, observé que la tristeza ya flotaba un poco por encima de él.

Ya tenía el primer inquilino para la casona. A los dos nos pareció que Jacinto era un buen nombre para él, cuando paseamos solemos hacerlo uno al lado del otro pero si nos alejamos demasiado Jacinto insiste en traerme de vuelta a casa. Siempre vamos a la compra juntos, él me lleva y yo le guío. Sé que la gente nos mira con extrañeza pero no nos importa, la tristeza de Jacinto ya le sobrevuela a tal distancia que estoy segura que desaparecerá con las próximas lluvias.

lunes, enero 29, 2007

A cal y canto

Aunque la casa no era grande, cuando pasó el tiempo y Él no volvió, cerró con cuidado la puerta de aquel cuarto, no se percató de que el monstruo quedó allí encerrado y olvidó su existencia, tal vez por eso olvidó también como atacaba o quizás fue porque Ella nunca le hizo demasiado caso. Sí , sabía que existía, pero cuando Ella disponía de más sueños y esperanzas, apenas si le había molestado o si lo hizo ya no lo recordaba.

El monstruo era pequeño y malvado, hay otros que son sanguinarios y crueles, éste no, pero lo suplía con un toque de mezquindad intolerable. Le gustaba acechar en sitios insalubres, oscuros y tristes, hacía tiempo que estaba adormilado por la inactividad cuando algo le despertó.
Le despertó sin querer la esperanza de Ella y se alimentó poco a poco con sus sueños.

Aquél día en que Ella entreabrío la puerta y apareció, quedó paralizadada por la sorpresa pero ésta fue siendo sustituida por el espanto al ver cómo asomaba el pequeño monstruo derramando inseguridad, rabia y un miedo deformante.
Le resultó atroz ver como esas exudaciones se le pegaban y amenazaban con ahogar su elaborada y tranquila felicidad.

Ella no recordaba ese miedo, no recordaba el dolor que conlleva, así que como era cobarde y consideró que la esperanza era vana y que los sueños se podían fácilmente trocar en pesadillas, agarró con fuerza la pértiga de la indiferencia que había tras la puerta y empujó al monstruo hacia aquel cuarto, esta vez sí, con intención de encerrarlo para siempre.

Es cierto que algo o alguien lloraba y rogaba, Ella sabía que estaba cometiendo una injusticia al encerrar a aquel hermoso ser con el monstruo, pero hizo oídos sordos, era inevitable el sacrificio, era necesario por el equilibrio y la paz amenazada. Lo bueno y lo malo seguirían convivendo en aquel oscuro cuarto.


Al principio les oiría, oiría el llanto de la esperanza cada vez más quedo, oiría los sucios improperios del monstruo cada vez más bajito hasta que se fueran aletargando y finalmente callarían. Habría días que despertarían y reclamarían su libertad, pero sabiendo que el monstruo no podía tocarla Ella podría soportarlo. La entristecía el otro ser pero el tiempo se encargaría de suavizar la tristeza por su ausencia... o quizás esta vez no.

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A mí me habría gustado que me escuchase cuando le gritaba qué eso estaba mal, qué el monstruo sólo se mostró tan feroz por el tiempo de letargo -como un oso trás el invierno que se despierta con desmedida voracidad de todo y con hambre, mucha hambre- que después de un tiempo Ella se habría dado cuenta que era más fuerte que él, que siempre lo fue, que buscase el valor, que si cedía tan cobardemente él, a su mezquina manera, habría ganado.

Sí. Me hubiese gustado que me hubiera escuchado cuando nos empujaba a este cuarto con ese largo y frío palo, pero Ella estaba tan asustada, tan angustiada que no me escuchó.

Ahora se lo digo bajito cuando duerme, no sé si me oye o si lo recuerda al despertar. Si lo hace volverá por mí, plantará cara al monstruo como siempre lo hizo y podremos volver a vivir juntas de nuevo... Se lo digo bajito todas las noches.
- Puedes con él, ven por mí, abre el cuarto y déjalo abierto.





* Los dibujos de hoy vuelven a ser de Luis Casado.

* Gracias especiales a Lola mi editora oficial.

 
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