Echando pestes
Cuando venía en el tren he sido atacada por un olor infame a humanidad. Me ha extrañado porque en el tren a las horas a las que yo vengo no tiene la más mínima aglomeración de gente, así que he levantado disimuladamente la vista de lo que estaba yo haciendo y he visto a una chica muy mona sumergida en el periódico y enfrente un adán... sí, un tipo desastrado sobre el que ha recaído toda mi suspicacia.
Yo he empezado a buscar con la mirada un sitio donde emigrar y el tipo ha decidido "adecentarse". Se ha levantado y ha procedido a meterse la camisa en los pantalones. Yo he pensado ¡ Dios, que se esté quieto por lo menos, qué no se ponga a airearse! y bueno ha parado.
Seguidamente se ha dedicado a adecentarse el calzado, mi terror sólo se podría comparar (o quedar pequeño) con el de la pobre chica que estaba aprisionada en el asiento de la ventanilla... algo le ha molestado en el estado de su calcetín derecho y el hombre ni corto ni perezoso ¡Se ha quitado la bota!
He salido como expulsada por un brusco frenazo contra el fondo del vagón y me he sentado en el lugar más alejado posible compadeciendo a la pobre chica aquella que misteriosamente allí se ha quedado. Se ha quedado dos estaciones más. Qué valor.
La otra curiosidad ha sido cuando he cogido el ascensor. Me he metido la primera, me he colocado en la esquinita y se han montado 5 personas más. Una iba al segundo, otra iba al sexto y las otras tres a la planta 14. Pues esos tres que han entrado en segundo lugar se me han pegado como si fuésemos en el metro en hora punta.
Me he quedado anonadada, me rodeaban estas tres personas y me hacían participe de su absurda conversación sobre si Jesucristo fue el primer comunista y fíjate como acabó... y yo allí poniendo cara de pez de pecera y sin comprender porqué no se me despegaban, porqué seguían invadiendo mi espacio vital si ya no quedaba nadie más que nosostros en el ascensor. No sé, teniendo en cuenta que iban al sindicato policial tal vez se trataba de una técnica intimidatoria... o algo, el caso es que me ha resultado bastante ridículo tener que pedir permiso para salir de un ascensor casi vacío.
En fin, qué cosas.
5 comentarios:
Lo que pasa es que querían convertirte a alguna religión derivada del catolicismo y el comunismo, con unos métodos poco usuales pero cada cual...
Yo lo de los hedores no lo llevo bien. Recuerdo que una vez, en la biblioteca, estaba buscando libros sobre cine cuando percibí una GRAN peste a sobaco. Miré a mi izquierda para comprobar que un chico bastante poco aseado estaba agachado cerca de mí buscando otros libros. No pude más que renunciar a mi deseo de encontrar el libro que buscaba.
Pues si ese es el caso han errado bastante con el método, la verdad. No soporto que invadan mi espacio vital sin un buen motivo.
Lo del libro sería una señal ;P ¿qué libro era? XD
Seguro que era 'El imperio de los sentidos'
Pestes, pestes y mas pestes, una hora y media esperando a pasar a la consulta de trauma, con una subnormal afecta al antiguo regimen de Franco, soltando pestes por la boca contra el gobierno de Zapatero, que me he tenido que marchar.... y todo para no saber aún que me van a hacer Ajjjjjjjjjjjjjjjjj....
¡¡ Una hora y media !! Dios que horror, me quedo con mi adán.
Publicar un comentario