Detalles

La vida se compone de detalles. Dicen.

Un simple gesto puede salvar la vida de una cigüeña negra si no permites que pase por tus manos uno de esos plásticos que unen las latas de los packs de bebidas sin cortar. Según parece se lían las patas con ellos y se convierten en trampas mortales para éllas y para otras rapaces que pueblan nuestros vertederos.
El simple detalle de olvidar una responsabilidad puede generar un mal irremediable. La sal para un hipertenso que morirá de un derrame cerebral, un detalle tonto pero fatal

Mi mundo se basa en los detalles. Ellos me dicen mucho de la gente que me rodea, de lo que les importo o de todo lo contrario. Los detalles mienten menos que las palabras o que las intenciones.
También me juzgo a mí misma a través de los míos propios y me suelo enfadar con esa yo que deja ver desinterés cuando tengo un mal detalle o una falta de él hacia quién quiero. Por muy mal que esto hable de mí, así es, si hay falta de un detalle por mi parte, es que en ese momento estoy pensando más en mí que en la otra persona, sea quién sea. Si he quedado en ir a algún sitio y a última hora no he ido, lo considero un mal detalle por mi parte y en el fondo no hay excusa, he dejado colgada a esa persona aunque mi yo “abogada de causas pobres” me defienda como gato panza arriba de mi misma.

El detalle que tenemos y que no es correspondido como queríamos, tal vez porque no era deseado.
El detalle recibido que dejamos pasar porque no se esperaba y cuando tienes consciencia de él… ya no importa… es como un chiste cogido a destiempo.

Buenos detalles que no siempre recompensan de los detalles feos, horribles detalles que son compensados por uno bueno a tiempo. Pequeñísimos detalles que me hacen saltar de felicidad o que me hunden en la miseria.


Y bueno, ya sólo quería comunicar que no tenemos ni cesta, ni cena, ni partidita de matar a bolazos de pintura a lo compañeros.
El detalle de este año ha sido una tarjetita para hacer efectiva en un C.C. muy conocido.

Personalmente estoy encantada, no me joeré la espalda trasladando pesos de aquí para allá. No me tendré que comer el coco pensando que demoños ponerme para la cena y bueno, lo de la salida extra escolar… sí me da un poco de pena, pero sobreviviré feliz en cuanto pueda dar rienda suelta a mi consumismo con la preciada tarjetita. De todos modos creo que parte de ella se irá en prepararme una cesta a mi absoluto gusto, en ella no ira nada de fruta escarchada, ni dátiles, ni sidra.