Ni me incumbe, ni falta que me importa... dicen

Pobrecito muy señor mío. Me parece que necesita nuestra miserable indemnización para el mantenimiento del yate… digo.

Me tiene loca el estado de ánimo tan bipolar que frecuento recientemente.

Tan pronto estoy hastiada de la vida laboral, como que me da por activarme en plan huelga de celo, tan pronto nada de lo que me dicen me hace ni repajolera gracia, como que montamos la juerga padre alrededor de la palabra incumbencia, tan pronto ves el futuro más negro que el ojete de un cerdo vietnamita, como que no puedes reprimir la ganas de correr como una loca hacia el abismo llevándote por medio a quien se ponga por delante, tan pronto estás arriba en una reunión formal, como que estás en el bar de abajo en una reunión informal, tan pronto ves a la empresa como la madre que te quieren vender en el Día de la madre, como que la ves como la puta madre más puta de todas las putas.

Reunión vespertina de posibles mileristas 12 euros,
Nueva reunión aperitivera de posibles mileristas 14 euros
Reunión con la representación de la empresa 0 euros.
Dejar mi destino en sus manos … no tiene precio.

Para todo lo demás Masticard.