martes, noviembre 20, 2007

De llegadas y otras alegrías mayores

Lo primero que me enseñó mi anfitrión al llegar a la casa, fue la terraza. La foto se la he tenido que robar a él y esto es lo que se ve. La iglesia de la Asunción, el castillo y el casco antiguo.
Luego me agasajó con unos sosetes spaguetis con tomate pero me sentaron fenomenal y además los comimos con esta misma y relajante panorámica. Mis ojuelos iban del paisaje a la cara de Jan al que no veía en directo desde Agosto.

Después del postre, unas estupendas mandarinas, me enseñó sus preciosos dibujos que ganan en directo un montón, conocí en persona a los que ya conocía a través de sus
microcreaciones y también conocí alguno nuevo del que sólo había oído hablar.

Por la tarde-noche dimos una vuelta por allí enfrente. El empinado casco antiguo está impoluto, es una gozada, ni un papel, ni una pintada. El fresquito nocturno en realidad fue un aliado a la hora de no acalorarse demasiado con tanta cuesta arriba, y el olor de las chimeneas hmmm... el olor del pueblo, una maravilla.
Después hicimos las compras necesarias... No se puede hacer una tortilla de patata sin patatas ¿sabéis? No encontramos pan a esas horas y la razón la descubriría al día siguiente, lo que sí compramos fueron unas rosquillas deliciosas para el desayuno ¡quiero más rosquillas de Moratalla! se me han acabado ya u_u

Entramos en la tasca El Albero a tomarnos algo y se me antojó un canapé de sobrasada que allí había diciendo ¡Cómeme!¡Cómeme! Estaba tan, pero tannn buena la sobrasada que después de la primera caña, cuando cogí fuerzas para dirigirme a la malencarada tabernera, le pregunté que de dónde había sacado esa exquisitez, con lo cual le cambió la cara y descubrí que era una mujer encantadora que nos indicó dónde conseguir la sobrasada al día siguiente. La gente así me gusta, tiene su punto descubrir que donde parece que hay un ser antipático en realidad hay una persona simpática. Es como abrir una chirimoya, por fuera es relativamente poco atractiva pero cuando la abres descubres que está deliciosa.
Esa es la imagen que me llevo de las gentes con las que traté allí.

El caso es que es aquí donde empecé a descubrir que el sentido del gusto estaba empezando a darme unas alegrías inmensas, no sé si por el aire serrano, porque los productos de la tierra son francamente apetitosos o por la dieta que acababa de dejar aparcada, pero mis papilas gustativas han disfrutado enormemente.

El experimento de la tortilla fue un poco extraño. El señor Jan que vive solo, tiene una sartén de tamaño familiar, pero eso no fue lo peor y tampoco lo fue que el diámetro de la sartén era medio centimetro más grande que el plato que teníamos para voltear la tortilla, lo peor fue descubrir que después de pelar patatas y cebolla para una tortilla de cuatro huevos, sólo había dos. Ese es el motivo que en vez de tortilla nos saliese una tortita de patata, pero quedó buena ¿eh?
Jan tendrá que perderle el miedo a batir los huevos para mejorar, pero fue un alumno dispuesto y aventajado. Espero recibir buenas noticias respecto a las patatas que dejamos en un tapper con la promesa de que terminarían en una tortilla en vez de en la basura… ejemejem.

Después de cenar, Jan me dio una pequeña serenata con su Bouzouki y aluciné
mucho, tiene un don para la música y el sonido de este instrumento tiene poderes transportantes importantes. Una gozada para mi sentido del oído y el de mi imaginación.
Nos fuimos a dormir prontito porque los dos habíamos madrugado bastante y estábamos muuy cansados.

Mañana contaré la maravillosa aventura de la incómoda ducha de Jan y el resto de cosas que descubrí.

PD: No fui recibida por orquestas ni banderines de colorindangos... pero casi no me importó. ;P

6 comentarios:

Anónimo dijo...

suena fantastico estar medio perdido por lo menos de la rutina nada más q con el paisaje me he quedado con una nostalgia de perderme asi unos dias.estoy deseando la segunda parte de la historia...la de la ducha y demás jejeje

Pipilota dijo...

:) Ha sido como tú dices fantástico. Tengo oxigeno en los pulmones y horizontes en los lojos para una buena temporada :)

Piérdete de la rutina Hero, verás que bien te viene.

Me parece que me está quedando muy espesita la crónica, se me va a notar mucho lo poco que salgo :º

Pero sí, tendré que terminar lo que he empezado... luego.

Anónimo dijo...

¿Incómoda ducha? ¿Solo porque el palo del que cuelga la cortina se cae y la toalla hay que colgarla dentro de la ducha?

Anda ya.

Y mis espaguetis no estaban tan mal.

Y me salió una especie de torta de patatas con las que sobraron.

Anda que sí...

Pipilota dijo...

Si yo ando... pero hay que joerse con tú ducha. Y los espaguetis sólo he dicho que estaban un poco sosetes y no me lo puede negar alguién que le gusta cocinar con poca sal ¿verdá verdá verdá?

Me alegro que terminaran en tortilla aquellas patatitas peladas con tanto cariño ^^

Atlantida dijo...

Lo de recibirte una orquesta es secundario cuando vas a disfrutar de unos días tan especiales. Me encanta esos viajes donde además de conocer gente y ver sitios nuevos están llenos de placeres culinarios y los remilgos de la dieta los dejas para la realidad alternativa en la que vives cada día.

Pipilota dijo...

La verdad es que si llega a haber una orquesta me hubiera muerto de la vergüenza directamente y habría seguido camino hasta el siguiente pueblo... aunque pensándolo bien, con lo atento que era el conductor mejor no. Lo de la dieta, bueno me cargué mi estupendo plan pre-navidad, pero anda que no me queda tiempo para volver a ella, aunque creo que lo que voy a hacer es comer con un poco de tino y yas´ta ^-^

 
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