Fomentando supersticiones.

El domingo vinieron a hacer una visita al barrio Rocío y Segun con sus dos churumbeles de 5 y 6 añitos. Congeniaron con Mónica estupendamente.

Mónica, últimamente, tiene la costumbre de regalar cosas que no son suyas, por lo menos el domingo es la 3ª vez que la he pillado haciéndolo. En la maceta de la palmera del bar había unos cristales en forma de cubito de hielo y ella se dedicó a regalar uno a cada niño y a quedarse uno ella, a mí me encantaron los cristalitos y le pedí que "robara" uno para mí.
Allí estábamos los cuatro con nuestras piedrecitas... bueno, he de aclarar que el dueño del bar consintió sin problema en que nos agenciáramos los 4 cristales ¿eh?... como iba diciendo, allí estábamos nosotros y de pronto a mí se me ocurrió contarles confidencialmente que eran piedras mágicas, que se les podían pedir deseos y que ellas los concederían, las caras de las criaturas eran para verlas, tan serias y circunspectas mirando el tesoro que tenían en sus manos. Luego añadí que tenían que ser deseos importantes, nada de chuches ni juguetes. Pues oye, en ese mismo momento, Pablo dijo que él le iba a pedir que su abuela se mejorase, Luis dijo que él iba a pedir que no se muriera su hámster y Mónica pidió que su tío Benja se pusiera bueno .
Yo me quedé estupefacta y dije: son muy buenos deseos, ¿sabéis lo que vamos a hacer? vamos a quedar aquí mismo dentro de 10 años para contarnos cuántos de los deseos que pidamos a nuestras piedras se han cumplido.
Menos mal que no me preguntaron que había deseado yo porque como me dan yuyu esas cosas nunca pido deseos.

Pablo y Mónica tendrán 16, Luis 15.
Fijo que me toca pagar a mí las consumiciones.