jueves, noviembre 22, 2007

Billete de ida y vuelta

Y llegó el domingo. u_u

Como yo me volví a levantar a las 9 (creo tengo un despertador incrustado en … algún sitio) repetí rutina. Nueva pelea con la ducha maldita, cigarrito en la terraza para secarme un poquito el pelo al sol, la cafetera estaba más suave esta vez y también me organicé mejor con el fregadero. Cuando terminé, intenté seguir avanzando con mi juego de Zelda con un éxito bastante miserable.

Las excelencias matinales fueron el zumo de naranja matinal en su punto justo de acidez, por supuesto, el café con rosquillas y que cuando Jan desayunó, me pasó la maldita pantalla que tenía atragantada de mi juego.
Vimos un poco del Zapping y El encantador de perros (me encanta este programa) mientras mi tacto disfrutaba de su cabeza … se deja hacer de todo, trenzas, coletas, masajes capilares…vamos que le dí un sobe con eso del mono que tenía de perro que pa qué :P
Aperitiveamos-comimos en casa y luego después me acercó a la estación ¿ciecense? Esperó a que llegase mi autobús que no es moco de pavo en una localidad tan … tan … desprovista de lugares cercanos a la estación. El domingo el bar de la susodicha está cerrado. Finalmente llegó mi autobús y aquí estoy.

Los viajes nocturnos me resultan bastante desagradables. La gente del asiento de delante lo echa tanto para atrás que terminas pareciendo una momia. Apenas se ve nada por la ventanilla y cuando ves algo es tan desolador todo, que prefieres partirte el cuello intentando echar un cabezadita, cosa bastante complicada cuando al otro lado del pasillo hay un grupo de chinos hablando a voz en grito cosas como :
-Guachi guachi guachi Alicanta, guachi guachi guachi Caltagena. Guachi guachi guachi guachi no sé qué, guachi guachi guachi guachi Mulcia, guachi guachi guachi guachi no sé cuanto.

Sí, el viaje de vuelta fue bastante coñazo, pero se me hizo más corto porque pude jugar con mi DS hasta Albacete y tal vez porque ronqué más de lo que recuerdo, no sé. Y esta es toda la crónica de mi salida de los madriles de este año. Se nota que salgo poco ¿eh? rezad porque no me toque El Gordo y no me organice una visita a Pam para que me enseñe las Catartas de Iguazú o a Isla Mujeres a ver a la prima que se fue a Méjico y no volvió.

Sólo me queda hablar un poco de mi perro.
Dante me recibió como si me hubiera ido a comprar tabaco. No, no es que no se alegrara de verme, es que me hace una fiesta cada vez que entro por la puerta, da igual que vaya a hablar con la vecina o que desaparezca un mes, su reacción es siempre igual de exagerada.

Lo que sí me hizo gracia es que cuando ya estaba yo tiradita en mi sofá y él durmiendo a mis pies, de vez en cuando se despertaba y se me quedaba mirando un buen rato todo serio él, como para verificar que no lo estaba soñando y el lunes por la mañana cuando le estaba sacando, de repente sin venir a cuento, irguió las orejas, se volvió, me sonrió y se puso la mar de contento moviendo el rabo y haciendo cabriolas :D


Y a lo tonto ya es jueves. Esta tarde me voy a ver a Pepa que está jodida pero contenta. Ayer me quité 120 reclamaciones pero aún tengo 400 pendiente de resolver asinqueee... no digo mais.

3 comentarios:

Atlantida dijo...

¿Por qué será que los viajes de vuelta siempre se nos hacen más cortos que los de ida a pesar de ser los mismos kilómetros? No sé, debe ser un misterio por resolver, yo siempre digo que es porque a la vuelta tienes menos espectativas y por tanto, no te obsesionas tanto con el tiempo.
Lo de los chinos en el autobús me ha hecho recordar una anécdota muy divertida en una tienda (de chinos, claro), ya la contaré algún día que se va a hacer esto muuu larguísimo.
Me encanta tu perro, y me encanta su nombre, Dante, es como si en su cabeza enterrara algo muy profundo que nosotros no somos capaces de resolver. Aunque me ha gustado mucho leer tu viaje me alegro de que hayas terminado de contar tus peripecias, creo que he engordado estos días solo de leerte :)

Anónimo dijo...

Ay , los chinos , siempre en medio de la situación...Guachi por aquí,guachi por allá jajajaja.
Y encima que mencionas a tu perrito,me has recordado un viejo chiste:
Están un chino,un japonés,un francés y un español...Cada cual presentando sus respectivos símbolos.
Primero el chino -Nosotlos tenemos la mulalla china-.
Después el japonés-Nosotros tenemos campos de cultivo de arroz-
Luego el francés-Nostros tenemos nuestra honorable bandera francesa-
Y por último,el español-Pues nosotros tenemos un perro que salta la muralla china,se caga en los campos de cultivo y se limpia el culo con la bandera francesa-.

Pipilota dijo...

Esperaré con paciencia a que nos cuentes tu aventura chinesca Atlántida ^^ Yo también me estaba agobiando un poco con la crónica... pero una vez que empiezas tenía que acabarla

Por otro lado a mí el tiempo de la vuelta me obsesionaba también bastante... ya te digo, viajar incómodamente en la oscuridad me hacía desear ansiolíticamente la llegada. Por otro lado, yo creo que esa percepción misteriosa del espacio tiempo en los viajes de ida y de vuelta tiene que ver con que a la ida no sabes muy bien donde cojines vas, dando la impresión de que no llegarás nunca y a la vuelta ya puedes ir diciendo ¡ah, si ya estamos aquí, ya queda menos!
¿no?

Te veo contentito Huffus, hasta te atreves a contar chistes y todo ;P
Leí tu percepción oriental-gallega y me gustó mucho :D

 
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