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Todos los años me viene a la cabeza la misma sensación cuando llega el nuevo año. Los montones de petardos con su ruido y sus fogonazos, vistos desde el quinto pino, me dan una inquietante sensación de guerrilla o, si se ponen muy brutos, de guerra directamente.

Por eso todos los años pienso que es lo peor que podría pasar y mi deseo es que no pase nunca.
Pero malos rollitos aparte, la Picasso se puso anoche morada y estaba preciosa.


Ya ha terminado el primer día del 2010 y siento alivio de que se haya marchado el estúpido 2009. No es que confié demasiado en el recién estrenado año, pero por lo menos no tengo el desasosiego de hace un año. Por supuesto las Cosas Peores siempre pueden estar acechando a la vuelta de cualquier esquina, pero hoy el camino parece despejado. No espero grandes desgracias ni grandes alegrías, lo que quiera traer este año por lo menos lo viviré con sorpresa.

Hmmm debo empezar a hacer la lista de propósitos y también tengo que pensar en qué les voy a pedir a Los Reyes… como estamos en crisis tal vez accedan a hacer un trueque, a lo mejor no les parece mal cambiarme la tonelada de pereza vital que tengo por 100 gramos de constancia y otros 100 gramos de ilusión. Si me traen esto el ser consecuente ya será cosa mía.

Ay, casi se me olvida, Frascuelo me mandó una fotito de Puchi, ya no tiene la carita de cacho cachorro pero está guapíspo, ved:

A ver si el domingo consigo bajar a ver a Mufy, ya que a Puchi no le tengo a mano... por lo menos me queda maomeno cerca el hermano.

Lo dicho y no tan dicho… Feliz Año a todes.